Ya está bien. Es hora de hacer algo, y de hacerlo a lo grande. Es hora de devolverle la sonrisa permanente a esa cara de princesa. Es hora de devolverle a sus ojos el brillo cegador que alumbra nuestras mañanas. Todos y cada uno de los días. Todas. Siempre. Porque hay años mejores y años peores, y mejores meses y otros horribles. Pero si para algo estamos es para animarla a ser feliz, qué digo animarla, para OBLIGARLA a eliminar las palabras miedo, temor, llanto y tristeza de su diccionário.
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